sábado, 8 de septiembre de 2012

Jonás 2 La Universidad de Dios

Jonás 2:1 Entonces oró Jonás a Jehová su Dios desde el vientre del pez, 
2 y dijo: Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó; desde el seno del Seol clamé, y mi voz oíste. 
3 Me echaste a lo profundo, e
n medio de los mares, y me rodeó la corriente; todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí.
4 Entonces dije: Desechado soy de delante de tus ojos; mas aún veré tu santo templo.
5 Las aguas me rodearon hasta el alma, rodeóme el abismo; el alga se enredó a mi cabeza.
6 Descendí a los cimientos de los montes; la tierra echó sus cerrojos sobre mí para siempre; mas tú sacaste mi vida de la sepultura, oh Jehová Dios mío.
7 Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová, y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo.
8 Los que siguen vanidades ilusorias, Su misericordia abandonan.
9 Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios; pagaré lo que prometí. La salvación es de Jehová.
Jon 2:10 Y mandó Jehová al pez, y vomitó a Jonás en tierra.

Comentario:

He titulado al capítulo 2 la Universidad de Dios, porque Él inscribió a Jonás en “La Universidad de la Ballena” y se graduó como un hombre transformado por la gran bola de vomito.
El escritor introduce otro personaje importante en la historia, además de los marineros y el capitán, ésta es la tercer estrella de la historia, algunos dicen “un cetáceo”, otros “el gran pez” y los más abusados “una ballena”, o Ballena asesina- las cuales fácilmente pueden tragar a un hombre adulto. Este personaje es el instrumento que Dios usa para que Jonás se salve y para que reflexione.
Se conoce un caso en la vida real, de una ballena destruyendo un barco ballenero en la que sus marineros trataban de arponearla, solo para ser atrapada horas después. Al menos uno de los hombres de la tripulación fue perdido y se presumió que fue arrojado.
¡Cuando abrieron el vientre de la ballena, salió rodando el marinero perdido! Este hombre estaba palidecido por el ácido del estómago de la ballena y había perdido la razón por varios días, pero todavía respiraba y eventualmente recuperaría sus sentidos! Aunque esto sea un incidente interesante, es solo para mostrar que un hombre puede sobrevivir por algún periodo de tiempo dentro de una criatura marina.
Los instrumentos que Dios puede usar en nuestra vida para salvación, cambio y reflexión, son incontables e inimaginables. Dios usó varas y serpientes, panes y peces, agua y vino y los insólitos sistemas que no entendemos. Cada uno de nosotros ha experimentado la salvación de Dios de una manera diferente.
Jonás fue devorado por el gran monstruo marino al que puede referirse el salmista en el Salmo 104:26 “Allí andan las naves; allí este leviatán que hiciste para que jugase en él”.
La oración que Jonás hace dentro del monstruo rebosa ya la interpretación puramente literal del monstruo. “En mi angustia grité a ti, Señor, y tú me respondiste. Desde las profundidades de la muerte clamé a ti, y tú me oíste.
3 Me arrojaste a lo más hondo del mar y las corrientes me envolvieron. Las grandes olas que tú mandas me arrollaban”.
Si leemos la oración completa es interesante observar cuán llenos estaban la mente y el corazón de Jonás de la Palabra de Dios, que, en vez de ser capturado por el terror, como si lo que le sucediera fuera consecuencia de un accidente, él lo aceptó como consecuencia de su desobediencia y, por tanto, como una disciplina oficial de Dios.
¿Qué tanto llenamos diariamente nuestra mente y corazón de las enseñanzas de la Biblia? ¡Reflexionemos en esto!
Cuando Jonás dice: desde “el seno del Seol”, o sea, a las puertas de la muerte se refiere al Salmo 30:3). Cuando menciona la shekináh, la gloriosa presencia de Dios, (vs 4 y 7), hace mención a la presente Gloria de Dios en el templo de Sión.
En nuestra cotidiana forma de vivir, debemos aprender de Jonás, orar mencionando las promesas de la Biblia que se cumplen, vivir de una manera que reflejemos la vida de Jesús en este mundo y hablar de la manera que Dios hablaría por nosotros. (Continua)
Rubén Pelegrina

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