sábado, 25 de febrero de 2012

Sal 143:1 Pedido de rescate y dirección

Salmos 143: 1  Oh Jehová, oye mi oración, escucha mis ruegos; respóndeme por tu verdad, por tu justicia.
2  Y no entres en juicio con tu siervo; porque no se justificará delante de ti ningún ser humano.
3  Porque ha perseguido el enemigo mi alma; ha postrado en tierra mi vida; me ha hecho habitar en tinieblas como los ya muertos.
4  Y mi espíritu se angustió dentro de mí; está desolado mi corazón.
5  Me acordé de los días antiguos; meditaba en todas tus obras; reflexionaba en las obras de tus manos.
6  Extendí mis manos a ti, mi alma a ti como la tierra sedienta. Selah
7  Respóndeme pronto, oh Jehová, porque desmaya mi espíritu; no escondas de mí tu rostro, no venga yo a ser semejante a los que descienden a la sepultura.
8  Hazme oír por la mañana tu misericordia, porque en ti he confiado; hazme saber el camino por donde ande, porque a ti he elevado mi alma.
9  Líbrame de mis enemigos, oh Jehová; en ti me refugio.
10  Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud.
11  Por tu nombre, oh Jehová, me vivificarás; por tu justicia sacarás mi alma de angustia.
12  Y por tu misericordia disiparás a mis enemigos, y destruirás a todos los adversarios de mi alma, porque yo soy tu siervo.

Comentario:

En este salmo encontramos verdades muy importantes, que si las analizamos vamos a crecer de manera sorprendente al ponerlas en práctica descubriendo los secretos del “cómo agradar a Dios”. Vemos que David deseaba de todo corazón complacer a Dios y hacer su voluntad. Y ese debería ser nuestro mayor anhelo, parecernos a nuestro Padre y querer hacer lo que Él quiere. No hay mayor distinción para un papá que ver a sus hijos hacer su voluntad.
Yo creo que la voluntad de Dios es un asunto de gran importancia para todos los que dicen amar al Señor, porque hay personas que pasan años de iglesia y espiritualidad, pero en cuestiones básicas nunca han descubierto la voluntad de Dios. Y existe una vasta diferencia entre “someterse” a la voluntad de Dios y “aceptar” su voluntad. Aceptar la voluntad de Dios no es ver a Dios como demandando que nos rindamos a un grupo de reglas y condiciones, como si Dios dijera: “¡Hazlo a mi manera, o te desamparo!” No. Debemos aprender a darnos cuenta cuál es la voluntad de Dios en todo en nuestra vida. Si algo no se nos da en varias ocasiones que lo intentamos, debemos preguntarnos, ¿no será que no es la voluntad de Dios que se manifiesta siempre como “agradable y perfecta”?
Vamos a regresar al comienzo del salmo para que cuando lleguemos al v. 10 que trata este tema tengamos un contexto previo que nos ayudará a preparar el camino y darnos cuenta cómo hacer su voluntad.
V.1 “Oh Jehová, oye mi oración, escucha mis ruegos; respóndeme por tu verdad, por tu justicia”. Que Dios tenga que oír y escuchar lo que David pide no significa que haya veces que Dios no oye. David sentía mucho temor y ya había comenzado a sentir depresión, estaba perdiendo la esperanza a causa de este tema.
En ocasiones, nos sentimos atrapados en una depresión que cada vez es más intensa y no podemos salir de ella.
David tenía una manera peculiar de orar que en sus traducciones nos deja una sensación de estar dándole órdenes a Dios. Pero es su forma de expresarse o la interpretación del original que nos han dejado los primeros traductores. Para entenderlo mejor voy a referirme a una costumbre que se emplea en mi país para solicitar algo. Una persona puede precisar sal en la mesa, entonces dice: ¿me pasas la sal? Y en otro país eso parecería una grosería por no pedir “por favor”. Pero en este caso la entonación con que se hace el pedido, dice lo que la frase por favor no dijo. Así de igual manera la Biblia está llena de cosas similares que la cultura de la época empleaba, pero que hoy no se nos han explicado a nosotros. Y eso no significa que David haya tratado con órdenes o falta de respeto a Dios. Todo lo contrario, David era un hombre muy parecido a Dios, “He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero” Hechos 13:22.
Continuaremos…

Rubén Pelegrina

jueves, 23 de febrero de 2012

Salmo 142 Angustia y pedido de socorro en la cueva


Salmos 142: 1-7 Con mi voz clamaré a Jehová; con mi voz pediré a Jehová misericordia.
2  Delante de él expondré mi queja; delante de él manifestaré mi angustia.
3  Cuando mi espíritu se angustiaba dentro de mí, tú conociste mi senda. En el camino en que andaba, me escondieron lazo.
4  Mira a mi diestra y observa, pues no hay quien me quiera conocer; no tengo refugio, ni hay quien cuide de mi vida.
5  Clamé a ti, oh Jehová; dije: Tú eres mi esperanza,  y mi porción en la tierra de los vivientes.
6  Escucha mi clamor, porque estoy muy afligido. Líbrame de los que me persiguen, porque son más fuertes que yo.
7  Saca mi alma de la cárcel, para que alabe tu nombre; me rodearán los justos, porque tú me serás propicio.

Comentario:
David ora fervientemente a un Dios favorable, que lo ayudó y prosperó ya en muchas ocasiones. El rastro que fue dejando la fe puesta en Dios cuando los momentos oscuros ahogaban su alma es lo que a hora permanece en su mente como testigo que Dios volverá a obrar de la misma manera. Toda circunstancia adversa siempre colabora para que no olvidemos que Dios se manifiesta constantemente.
¿Ha sentido alguna vez usted que a nadie le importa lo que le sucede? David tenía buenas razones para sentirse así por motivos obvios que describiré, y escribió: "Clamé a ti, oh Jehová".
Mediante la oración podemos sacar todo resentimiento y recordar que Dios se preocupa intensamente por nosotros.
En 1° Samuel 22 se encuentra tal vez el contexto cuando David escribió este salmo escondiéndose de Saúl en cuevas como la de Adulam o En-gadi (1° Samuel 24). Cuando su familia y sus hermanos  se enteraron, fueron a verlo allí. Además, como si esto fuera poco para su espíritu entristecido, aunque luego colaboró para su bienestar,  se le unieron muchos otros que estaban en apuros, cargados de deudas o amargados. Así, David en poco tiempo llegó a tener bajo su mando a unos cuatrocientos hombres, los que podían mejorar su suerte al ayudarle a convertirse en rey.  Se requiere ser un buen líder para formar un ejército de colaboradores y buenos hombres para liderar un ejército de valientes que fueran a conquistar estando en condiciones dolorosas.
La otra posible historia contextual es cuando Saúl toma consigo tres batallones de hombres escogidos de todo Israel, y se va por los Peñascos de las Cabras, en busca de David y de sus hombres. Entonces por el camino, se encontró con una cueva donde entró para hacer sus necesidades y justo ahí David estaba escondido en el fondo de la cueva, con sus hombres. Y en este episodio David cortó el borde del manto de Saúl cuando dormía y no les permitió a sus hombres que atacaran a Saúl, porque hasta ese momento David decía que Saúl era el ungido de Dios.
David tenía un gran respeto por Saúl, a pesar de que éste trataba de matarlo.  
En este momento de la historia podemos deducir que fue cuando David dijo: “Líbrame de los que me persiguen, porque son más fuertes que yo.  Saca mi alma de la cárcel, para que alabe tu nombre; me rodearán los justos, porque tú me serás propicio”. (vs. 6-7)
En resumen podemos extractar a manera de aprender algo que la oración de David consiste en un clamor  al Señor (v. 1) por Su ayuda y una declaración pública de su dependencia en Dios. Sigue el lamento de que sus enemigos tratan de atraparlo (v. 3) cuando no puede librarse de ellos y nadie lo cuida (v. 4). Concluye con una confesión de absoluta confianza en el Señor (v. 5), y pide que Dios lo favorezca y lo salve (vs. 6- 7a) y hace una  anticipación de la alabanza que tanto él como los que él llama “justos” brindarán a Dios (v.7b).

Rubén Pelegrina

lunes, 20 de febrero de 2012

Salmo141 Oración para ser guardado del mal

Salmos 141: 1-6 Jehová, a ti he clamado; apresúrate a mí; escucha mi voz cuando te invocare.
2  Suba mi oración delante de ti como el incienso, el don de mis manos como la ofrenda de la tarde.
3  Pon guarda a mi boca, oh Jehová; guarda la puerta de mis labios.
4  No dejes que se incline mi corazón a cosa mala, a hacer obras impías con los que hacen iniquidad; y no coma yo de sus deleites.
5  Que el justo me castigue, será un favor, y que me reprenda será un excelente bálsamo
 Que no me herirá la cabeza; pero mi oración será continuamente contra las maldades de aquéllos.
6  Serán despeñados sus jueces, y oirán mis palabras, que son verdaderas.

Comentario:
El salmo anterior, éste y el siguiente se atribuyen a David y son un triple pedido de protección con diferentes formas de expresión.
Vs. 1-4 La segunda expresión la tenemos en la primera frase de este salmo y encontramos un enunciado muy llamativo que dice así: “escucha mi voz cuando te invocare”, como diciendo, “Dios, presta atención a mis palabras porque necesito que te concentres en ellas. ¿Ha orado usted así a Dios por alguna razón que pensaría que Dios se pudiera distraer? A David le urge presentar  la oración vespertina, donde levantará sus manos al cielo como sube el olor del incienso y sacrificará alabanza como el sacrificio de la tarde, costumbre de la época.
Pide al Señor que ponga un guardia en su boca, y un candado que cierre enteramente sus labios, rogandole que no permita que se deslice su corazón a palabras maliciosas, para pretextar excusas en los pecados, como hacen los hombres malvados, que siempre tienen excusas para lo que hacen mal; cosas de las cuales David no quiere tomar parte y que para muchos es una delicia comerlas o experimentarlas.
El v.4 nos insta a no inclinar el corazón y la carne a las presiones culturales de afuera que nos conducen a la maldad. Deleites son aquellas cosas que saben bien y gustan, pero que  están prohibidas por la Ley de Moisés y los mandamientos.
Para nosotros en un día común cuando va oscureciendo y ha pasado el día con todas sus actividades y reuniones, gente y trabajo, hablar y escuchar, libros y papeles, decisiones y dudas, es cuando como David debemos ofrecérselo todo al Señor, tal como ha sido el día, antes de cerrar la cuenta y pasar página; pedir perdón por los errores, alabar por las bendiciones y clamar por las necesidades familiares. El profeta Daniel elevaba su voz a la mañana, al mediodía y al atardecer. “Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara…, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes”. (Dan. 6:10) 
V.5-6 Su espíritu humilde y resuelto va más allá y acepta los reproches de personas que debían haber sido comprensivas. David dice que la reprensión del justo es un favor, “que el justo me castigue, será un favor”. A nadie le gusta realmente que lo critiquen, pero todos nos podemos beneficiar de la crítica cuando es hecha con sabiduría. Debemos ser prontos para oír y tardos en hablar. “Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse”. (Stgo 1:19).
La expresión del salmista es llamativa y muy ejemplar, porque dice no importarle lo que digan los enemigos en su contra, pero que va a orar por sus maldades. De esta manera David controla la forma de reaccionar ante la crítica y la convierte en productiva en vez de destructiva, sin importar la intención original del causante.
Aprendamos estas valiosas lecciones.

Rubén Pelegrina 

jueves, 16 de febrero de 2012

Salmo 140 Pedido de protección

Salmos 140: 1-13 Líbrame, oh Jehová, del hombre malo; guárdame de hombres violentos,
2  Los cuales maquinan males en el corazón, cada día urden contiendas.
3  Aguzaron su lengua como la serpiente; veneno de áspid hay debajo de sus labios. Selah
4  Guárdame, oh Jehová, de manos del impío; líbrame de hombres injuriosos, que han pensado trastornar mis pasos.
5  Me han escondido lazo y cuerdas los soberbios; han tendido red junto a la senda; me han puesto lazos. Selah
6  He dicho a Jehová: Dios mío eres tú; escucha, oh Jehová, la voz de mis ruegos.
7  Jehová Señor, potente salvador mío, tú pusiste a cubierto mi cabeza en el día de batalla.
8  No concedas, oh Jehová, al impío sus deseos; no saques adelante su pensamiento, para que no se ensoberbezca. Selah
9  En cuanto a los que por todas partes me rodean, la maldad de sus propios labios cubrirá su cabeza.
10  Caerán sobre ellos brasas; serán echados en el fuego, en abismos profundos de donde no salgan.
11  El hombre deslenguado no será firme en la tierra; el mal cazará al hombre injusto para derribarle.
12  Yo sé que Jehová tomará a su cargo la causa del afligido, y el derecho de los necesitados.
13  Ciertamente los justos alabarán tu nombre; los rectos morarán en tu presencia.

Comentario:
Este Salmo es un profundo pedido de liberación al Señor, al que el escritor identifica como “el defensor de los necesitados” (v. 12), fundando su certeza en que Dios es justo y hace valer el derecho de los oprimidos (vs. 12-13).
El salmista estaba rodeado de hombres que aguijoneaban su vida como avispas y él se sentía herido, atado y rodeado por la maldad que imprecaban contra él. ¿le ha pasado esto a usted alguna vez? Si lo está pasando ahora, continúe leyendo.
Cuando rodamos por la colina cuesta abajo y en el deslizarnos nos golpeamos espaldas, pies  y cabeza, viendo el cielo azul de vez en cuando y mirando más de cerca la tierra del mundo que nos salpica y pega muy de cerca, es cuando del interior brotan los gritos de auxilio, es cuando nos acordamos que Dios existe y puede estar disponible. Antes quizás ni lo hubiésemos recordado ni tenido en cuenta, por tal razón muchas veces Dios permite que pasemos por el valle de la sombra y de la muerte para tomar conciencia que no estamos solos. Ni débiles ni fuertes podremos nada si actuamos en la fuerza y voluntad propia.  Es necesario de vez en cuando ser golpeados para poder elevar la voz al cielo y levantar los ojos de la fe al que todo lo puede.
V.“Líbrame, oh Jehová, del hombre malo; guárdame de hombres violentos”.
Califica a estos hombres como malos, violentos, que destilan venenos de serpiente, provocadores, injuriosos, soberbios, tramposos, cazadores y guerreros. De mañana echan a funcionar la maquinaria del corazón contencioso afilan la punta de su lengua, la cargan de veneno y preparan toda la indumentaria de guerra para atacar al débil y oprimir al necesitado.
¿A quién puede dirigirse el necesitado cuando son muchos los perseguidores? No tiene dinero necesario para obtener ayuda profesional, quizás no es capaz de defenderse. Sin embargo, siempre habrá alguien que está de su parte: el Señor estará junto a él y al final le hará justicia. Esto debe consolar el corazón de todos los lectores. Mientras mayor sea el peligro, más fervorosamente debemos orar a Dios. (Rom 8:31-32) “¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
No importa cuál sea la situación, el Señor está con nosotros. Pero esta verdad también nos hace un llamado muy grande a la responsabilidad y a clamar para defender los derechos de los indefensos.

Rubén Pelegrina

miércoles, 15 de febrero de 2012

Salmo 139 Dios conoce todo lo que tenemos y lo que nos falta (5° Parte)


Salmos 139:17-24  ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos!
18  Si los enumero, se multiplican más que la arena; despierto, y aún estoy contigo.
19  De cierto, oh Dios, harás morir al impío; apartaos, pues, de mí, hombres sanguinarios.
20  Porque blasfemias dicen ellos contra ti; tus enemigos toman en vano tu nombre.
21  ¿No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen, y me enardezco contra tus enemigos?
22  Los aborrezco por completo; los tengo por enemigos.
23  Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos;
24  Y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno.

Comentario:
Vs. 17-18  ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! David usa un lenguaje poético para expresar su asombro y admiración, ante la misteriosa sabiduría divina traducida como “tus pensamientos”. Si pudiéramos expresar lo mismo al menos una vez al día, a la semana o al mes, ¡cómo cambiaría nuestra vida! Esto ayudaría mantenernos en el temor del Señor todo el día.  Cuando despertamos en la mañana, nuestros primeros pensamientos deberían ser de Él y si admiramos y bendecimos a nuestro Dios por su preciosa salvación cuando despertamos, y en el día admiramos su creación, su persona, sus obras, no podríamos comportarnos de la misma manera.
Los pensamientos que Dios tiene son innumerables, “si los enumero, se multiplican más que la arena; despierto, y aún estoy contigo”. Es lógico pensar, que desde la óptica humana, todas las obras divinas, sean hechos, o palabras, nos resulten innumerables. Pero al mismo tiempo, también es lógico pensar que desde la óptica divina son concretamente numerables. “Él cuenta el número de las estrellas” (Salmo 147:4); “ordena la multitud de estrellas una por una, y llama a cada una por su nombre.”(Isaías 40:26 BAD); “dio peso al viento y determinó las aguas por medida” (Job 28:25 LBLA). “Dios calculó cuánto polvo hay en la tierra” (Isaías 40:12 TKIM) y así podríamos enumerar cuántas cosas están registradas en su Sagrado libro como “tus pensamientos”.
Vs. 19-24  “De cierto, oh Dios, harás morir al impío… porque blasfemias dicen ellos contra ti…”
Nos encontramos frente al “odio versus celo”, el odio nacía en David por ver a los enemigos como adversarios de Dios, cuando él sentía un vivo celo y entusiasmo por Dios. Alguna vez, David había pedido a Dios que examinara su corazón para encontrar algún camino de perversidad y en esta ocasión vuelve a repetir palabras similares. Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos;
Y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno” (vs 23-24).  David estaba consciente de sus errores, pero mayor era en él, el sentido de pertenencia y amor a Dios.
En la nueva Dispensación que transitamos, el mandamiento para nosotros es amar a nuestros enemigos y orar por ellos, por su conversión y salvación.
En aquella época, los escritores estaban conscientes que la justicia de Dios se ejecutaría desde el cielo contra toda impiedad, tal fue el caso de Sodoma y Gomorra destruidos por fuego y azufre y solo unos pocos escaparon, o el Diluvio universal donde solo ocho personas se salvaron, pero habiendo venido la Justicia eterna mediante la cruz de Cristo, donde la ira de Dios contra el pecado se descargó en el cuerpo de su único hijo, ya no estamos sujetos a un pensamiento tal como el del Salmo, sino a tener pensamientos de paz.
Muchas veces nuestros pensamientos  nos atacan con rencor o resentimiento a causa de la injusticia o también sufrimos la crueldad, olvidando que en los cielos y en el corazón de cada uno de nosotros habita el gigante poderoso que ha rodeado nuestra vida con un vallado de cuidado y protección contra los enemigos. No debemos desanimarnos cuando éstos enemigos ataquen nuestra vida, porque más poderoso en nuestro defensor, el Altísimo Dios.

Rubén Pelegrina


lunes, 13 de febrero de 2012

Salmo 139 Dios conoce todo lo que tenemos y lo que nos falta (4° Parte)

           
Salmos 139: 14-16  Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien.
15  No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra.
16  Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas.

Comentario:

Vs 14-15 Este párrafo describe algo sorprendente; leí hace poco un artículo donde se decía algo así: que Dios está dentro del cristiano y cuando una persona comienza a pensar que no vale nada o que Dios no va a contestar o resolverle los  problemas, eso  es incongruente. Este pensamiento, niega al Dios Creador, porque si el Dios de la creación está dentro de nosotros, puede obrar maravillas con tal que lo dejemos.  Aunque a veces se demore, de cierto lo hará, pues Él tiene sus tiempos. Dios nos conoce desde antes de ser creados y miró nuestro feto humano al formarse.  
Dios está listo y dispuesto a trabajar en todos para hacer que nuestro carácter sea todo lo que Él desea. Debemos tener tanto respeto por nosotros mismos como lo tiene nuestro Creador. Ninguna circunstancia externa o interna debería separarnos de Él, lo que nos conduce a un NO rotundo al aborto.
Otra cosa extraordinaria es lo que narra Pablo en Efesios 1:3-6 “según nos escogió en él (Cristo), antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado” Estamos aquí ahora, porque Dios se ha ocupado en elegirnos desde antes de la creación de todo para que seamos hijos, algo que no entendemos bien, pero Dios conoce el presente y también el futuro y en base a eso pudo elegir.
Dios vive en los cielos y reina sobre toda la tierra (Sal. 47:8) Como reina sobre la tierra se ha ocupado en ser muy detallista en todo lo que hizo, la naturaleza, el mar y quienes lo habitan, la tierra y el aire, los montes y los valles, todo nos muestra qué grande y detallista es Dios. A todos nos agradan los detalles, de hecho, pagamos por ellos y en mi profesión cuanto más detallista yo sea, mejor será el trabajo y más pagado.  Los detalles son parte de la Divinidad, y Dios ha hecho todo con detalles y nosotros no pagamos absolutamente nada por ellos, solo los admiramos.
El verso 15 nos puntualiza otra grandeza más: bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra”. Esto es: entretejiste mis huesos, mis venas y arterias, donde “entretejido” significa «formado con varios colores» El cuerpo humano es sorprendente y nos maravilla. Cuando estamos enfermos o un dedo del pie nos afecta, todo el cuerpo no siente deseos de hacer nada. Porque cada parte del detalle de Dios vale mucho,  y en su libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas (v.16).
A qué hermosa conclusión podemos llegar después de leer estas palabras, los pensamientos de Dios a favor de nosotros, sus hijos, son positivos y son muchos.
El Salmo debe aumentar nuestra fe y nuestro concepto de cuán grande es Dios.

Rubén Pelegrina

jueves, 9 de febrero de 2012

Salmo 139 Dios conoce todo lo que tenemos y lo que nos falta (3° Parte)

Salmo 139   Dios conoce todo lo que tenemos y lo que nos falta (3° Parte)

Salmos 139:11-13  Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; aun la noche resplandecerá alrededor de mí.
12  Aun las tinieblas no encubren de ti, y la noche resplandece como el día; lo mismo te son las tinieblas que la luz.
13  Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre.

Comentario:
Vs.11-12 Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; aun la noche resplandecerá alrededor de mí”. Se puede percibir notoriamente que ninguna circunstancia externa, por más oscura que sea puede querer separar al creyente fiel de su Señor, pero en este caso no fue así.
Uno de los factores, que aleja a la gente de Dios, que cierne sobre sus mentes la densa y oscura noche y se transforma como el transitar por un bosque lleno de peligros en una noche de invierno, es la ansiedad. Estas son las amenazas que llegan todas juntas. Por ejemplo, las que brotan de un peligro percibido, una amenaza al sentimiento que uno tiene de ser de valor, la separación, la influencia de agentes externos, la soledad y una lista larga que podemos mencionar. Por ejemplo, la ansiedad puede ser causada por un rechazo u hostigamiento por parte de los compañeros de grupo o la misma familia, la posibilidad que los padres se divorcien, la perspectiva de no aprobar una materia en la escuela, o cualquier amenaza real o percibida. Es la noche que quiere encubrir todo lo que antes se veía, no obstante queda la esperanza que en dichas circunstancias Dios resplandecerá. El salmista dice: “Si me ocultan las tinieblas; y la luz se hace noche en torno a mí, ni las tinieblas serían oscuras para mí, y aun la noche sería clara como el día.”. Se encuentra tan confiado en el Dios que todo lo puede y que todo lo ilumina que reza: “¡Lo mismo son para ti las tinieblas que la luz!” Tú resplandeces en cualquier circunstancia.
Para el Dios que es luz (1° Juan 1:5), no hay oscuridad hermética a su mirada. Y, así como no hay tinieblas que encubran de Él (v. 12), tampoco hay máscara de hipocresía, por muy elaborado que sea el disimulo del creyente, que sea impermeable al ojo escrutador de Dios. ¿Quién intentará mentirle?  
V. 13  “Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre”.
¿Cómo no nos va a conocer perfectamente el que nos ha formado con sus dedos? Él por esa razón nos defiende y nos ampara.
El milagro más grande que existe es el de la concepción. Cuando el ojo humano no puede ver los componentes de lo que en unas semanas será casi una perfecta persona y a los nueve meses un ser humano total, Dios si lo ve y además lo forma.
Pero el milagro más grande que existe es el del nuevo nacimiento, cuando Dios interviene en el corazón de una persona y éste le acepta, se produce una unión espiritual Dios-hombre que permite al ser humano ser calificado como un hijo de Dios, una nueva criatura (2° Cor. 5:17). Este nuevo hombre actúa sobre la base de principios nuevos, por reglas nuevas, con finalidades nuevas y con compañía nueva, tal y cual lo haría un ser humano recién nacido. Los cristianos somos nuevas criaturas desde nuestro interior. El Espíritu Santo nos da vida nueva y ya no seremos los mismos jamás.

Rubén Pelegrina

Salmo 139 Dios conoce todo lo que tenemos y lo que nos falta (2° Parte)

Salmos 139: 4-10  Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.
5  Detrás y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano.
6  Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; alto es, no lo puedo comprender.
7  ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?
8  Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás.
9  Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar,
10  Aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra.
Comentario:
V.4 Como humanos, cuántas veces nos gustaría conocer el pensamiento o las palabras que van a emitir otras personas para no incurrir en un error o cometer alguna torpeza, o por simple curiosidad. Dios que está en todo lugar y es Omnisciente aunque no lo veamos, nos dice que aún no llega la palabra a la lengua, cuando él ya la conoce. Dios lleva la cuenta exacta y juiciosa de cada paso que damos, buenos o malos pasos los conoce y sabe cuándo van a brotar palabras sin sustancia o palabras buenas, y con qué intención serán dichas. En cualquier lugar que estemos, nos encontramos bajo el ojo y la mano de Dios. No podemos descubrir cómo Dios nos examina. Si tomáramos en cuenta esto solo, podríamos evitar pensamientos oscuros.
Vs 5-10 Nuestro Padre, nuestro Creador jamás nos deja solos, nunca nos abandona. Muchas veces, cosas o sucesos terribles tienen que ocurrir para que al final podamos ver el milagro de Dios manifestado en nuestras vidas con su protección, bienestar y prosperidad “Tu protección me envuelve por completo; me cubres con la palma de tu mano” (Salmos 139:5 NVI). En el cielo, en la tierra o debajo de la tierra Dios está allí, por esa razón Dios pide que no nos hagamos imagen de ninguna cosa que está arriba en el cielo, ni en la tierra ni debajo de la tierra, porque Él es Dios que está en todo lugar y nada ni nadie lo reemplaza.
En el alba, en el extremo del mar, y en la noche oscura Dios está presente. Jonás pensaba que huía de Dios escondido en un barco en medio de la tempestad, pero ahí estaba Dios y le envió un gran pez. En la noche oscura los discípulos pensaban que se ahogaban, pero ahí estaba Jesús para calmar la tempestad.
Aún en los momentos de dificultad debemos exaltar a Dios porque con la adoración se provoca el mover poderoso del Espíritu Santo. Cuando nos sentimos angustiados es humano desesperarse o sentirnos solos, pero eso no es así, Dios jamás nos deja solos, pues su presencia siempre está con nosotros y nos libra de todo temor cuando clamamos por ayuda; y esto lo puedo afirmar completamente por experiencia. “En su angustia clamaron al Señor, y él los libró de su aflicción” (Salmos 107:6 NVI).
No debemos temer o pensar que en el día malo caeremos y nadie nos levantará porque Dios es fiel, siempre está dispuesto a llevarnos en sus manos y cubrirnos con sus alas. “Aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra”. (Salmo 139:10) “A la sombra de tus alas cantaré, porque tú eres mi ayuda” (Salmos 63:7 NVI).

Rubén Pelegrina

viernes, 3 de febrero de 2012

Salmo 139 Dios conoce todo lo que tenemos y nos falta


Salmos 139: 1-3 Oh Jehová, tú me has examinado y conocido.
2  Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; has entendido desde lejos mis pensamientos.
3  Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos.
4  Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.
5  Detrás y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano.
6  Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; alto es, no lo puedo comprender.
7  ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?
8  Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás.
9  Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar,
10  Aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra.
11  Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; aun la noche resplandecerá alrededor de mí.
12  Aun las tinieblas no encubren de ti, y la noche resplandece como el día; lo mismo te son las tinieblas que la luz.
13  Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre.
14  Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien.
15  No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra.
16  Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas.
17  ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos!
18  Si los enumero, se multiplican más que la arena; despierto, y aún estoy contigo.
19  De cierto, oh Dios, harás morir al impío; apartaos, pues, de mí, hombres sanguinarios.
20  Porque blasfemias dicen ellos contra ti; tus enemigos toman en vano tu nombre.
21  ¿No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen, y me enardezco contra tus enemigos?
22  Los aborrezco por completo; los tengo por enemigos.
23  Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos;
24  Y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno.

Comentario:

Es un salmo de cuatro estrofas de seis versículos cada una que presentan los atributos de Dios: omnisciencia (vs. 1-6), omnipresencia (vs. 7-12), omnipotencia (vs. 13-18); y su justicia y santidad al final en una manifestación del vivo sentido de la responsabilidad y conciencia del pecado.
Vs. 1-3 Es extraordinario pensar que tenemos un Dios que sabe todas las cosas, es omnisciente y está en todos lados a la vez (omnipresente), ambas verdades las reconocemos pero, también es sorprendente que muchas veces no las aceptamos o no las entendemos correctamente.
Cuando un científico mira al microscopio, puede observar lo más pequeño que a simple vista no se puede ver. El microscopio óptico, que se sirve de la luz visible para crear una imagen aumentada del objeto, permite al científico ver lo que otro no puede sin el instrumento. Dios no usa microscopio, Él sabe de nosotros sin necesidad de aparatos porque es el alfarero que nos moldeó.
Dios ya conoce todo y aun cuántos cabellos tenemos en la cabeza (Mateo 10:30). Está con nosotros en cada circunstancia, en cada prueba, y nos previene, guarda, ama, dirige... Conoce nuestros pensamientos aún antes de que nosotros los expresemos, sus ojos vieron nuestro embrión antes de nacer, (v.16) El misterio de una vida que se gesta no está oculto a los ojos de Dios y tampoco a la operación de su poder para obrar cuando estamos enfermos o con problemas. Dios sabe cada paso que damos, siente cada suspiro, mira cada parpadeo de nuestros ojos. Sabe cuándo nos sentimos mal, inconformes, molestos y también cuando estamos felices, satisfechos y plenos. Conoce nuestros planes y expectativas, nuestras limitaciones y también las fortalezas. Pero entonces, ¿por qué nos desesperamos en los momentos de aflicción? Lo hacemos por impaciencia, porque deseamos una respuesta visible a nuestra manera, cuando Dios tiene las suyas, porque no tenemos fe y por falta de conocimiento.
No desestimemos en lo más mínimo su conocimiento y aprovechemos de valorar el conocimiento que Dios tiene de nosotros. Si hay algún problema sin solución, Él lo conoce y también la solución, si hay alguna falta de bienes, también la conoce, o enfermedad o cuidado de nosotros. Lo que Él espera es que confiemos y pidamos en Su voluntad el obtener lo requerido.
“Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?” Lucas 11:9-13

Rubén Pelegrina