miércoles, 15 de febrero de 2012

Salmo 139 Dios conoce todo lo que tenemos y lo que nos falta (5° Parte)


Salmos 139:17-24  ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos!
18  Si los enumero, se multiplican más que la arena; despierto, y aún estoy contigo.
19  De cierto, oh Dios, harás morir al impío; apartaos, pues, de mí, hombres sanguinarios.
20  Porque blasfemias dicen ellos contra ti; tus enemigos toman en vano tu nombre.
21  ¿No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen, y me enardezco contra tus enemigos?
22  Los aborrezco por completo; los tengo por enemigos.
23  Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos;
24  Y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno.

Comentario:
Vs. 17-18  ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! David usa un lenguaje poético para expresar su asombro y admiración, ante la misteriosa sabiduría divina traducida como “tus pensamientos”. Si pudiéramos expresar lo mismo al menos una vez al día, a la semana o al mes, ¡cómo cambiaría nuestra vida! Esto ayudaría mantenernos en el temor del Señor todo el día.  Cuando despertamos en la mañana, nuestros primeros pensamientos deberían ser de Él y si admiramos y bendecimos a nuestro Dios por su preciosa salvación cuando despertamos, y en el día admiramos su creación, su persona, sus obras, no podríamos comportarnos de la misma manera.
Los pensamientos que Dios tiene son innumerables, “si los enumero, se multiplican más que la arena; despierto, y aún estoy contigo”. Es lógico pensar, que desde la óptica humana, todas las obras divinas, sean hechos, o palabras, nos resulten innumerables. Pero al mismo tiempo, también es lógico pensar que desde la óptica divina son concretamente numerables. “Él cuenta el número de las estrellas” (Salmo 147:4); “ordena la multitud de estrellas una por una, y llama a cada una por su nombre.”(Isaías 40:26 BAD); “dio peso al viento y determinó las aguas por medida” (Job 28:25 LBLA). “Dios calculó cuánto polvo hay en la tierra” (Isaías 40:12 TKIM) y así podríamos enumerar cuántas cosas están registradas en su Sagrado libro como “tus pensamientos”.
Vs. 19-24  “De cierto, oh Dios, harás morir al impío… porque blasfemias dicen ellos contra ti…”
Nos encontramos frente al “odio versus celo”, el odio nacía en David por ver a los enemigos como adversarios de Dios, cuando él sentía un vivo celo y entusiasmo por Dios. Alguna vez, David había pedido a Dios que examinara su corazón para encontrar algún camino de perversidad y en esta ocasión vuelve a repetir palabras similares. Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos;
Y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno” (vs 23-24).  David estaba consciente de sus errores, pero mayor era en él, el sentido de pertenencia y amor a Dios.
En la nueva Dispensación que transitamos, el mandamiento para nosotros es amar a nuestros enemigos y orar por ellos, por su conversión y salvación.
En aquella época, los escritores estaban conscientes que la justicia de Dios se ejecutaría desde el cielo contra toda impiedad, tal fue el caso de Sodoma y Gomorra destruidos por fuego y azufre y solo unos pocos escaparon, o el Diluvio universal donde solo ocho personas se salvaron, pero habiendo venido la Justicia eterna mediante la cruz de Cristo, donde la ira de Dios contra el pecado se descargó en el cuerpo de su único hijo, ya no estamos sujetos a un pensamiento tal como el del Salmo, sino a tener pensamientos de paz.
Muchas veces nuestros pensamientos  nos atacan con rencor o resentimiento a causa de la injusticia o también sufrimos la crueldad, olvidando que en los cielos y en el corazón de cada uno de nosotros habita el gigante poderoso que ha rodeado nuestra vida con un vallado de cuidado y protección contra los enemigos. No debemos desanimarnos cuando éstos enemigos ataquen nuestra vida, porque más poderoso en nuestro defensor, el Altísimo Dios.

Rubén Pelegrina


2 comentarios:

  1. Padre Celestial, cómo no crear en ti, si tú me conocías desde que estaba en el vientre de mi madre y me pusiste un nombre y me escogiste como hija, gracias mi Padre eterno por tu gran amor y sacrificio que hiciste en la cruz, cargando con mis pecados

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  2. Te Alabamos, Señor Jesús, te doy la gloria y la honra a ti solamente mi Rey por tu palabra la cual es viva y eficaz.

    Hoy estuve leyendo con mi madre el salmo 139 acerca de la omnipresencia y omnisciencia de Dios. Me sorprendí un poco porque precisamente ayer estuve pensando e investigando acerca de la omnipotencia y omnisciencia del Señor. Es un cántico dónde David expresa dos cualidades que son únicas de Dios: Él está en todo lugar; adonde quiere que vayamos, aún en lo más profundo del mar, o aún en los mismos infiernos, allí está él porque nada se esconde de tu presencia porque es Omnipresente.

    ¿A dónde me iré de tu Espíritu?
    ¿Y a dónde huiré de tu Presencia?
    Si subiere a los cielos, allí estás Tú; y si en el Seol hicieres mi estrado, he aquí, allí estás. v.7-8.

    En 2 Reyes 5, Giezi pensó que al tomar a escondidas de los regalos de Naamán, él no sería visto por Dios ¿Por qué? Porque en ocasiones nos dejamos caer en la tentación, y pecamos e increíblemente pensamos escondernos de los hombres, y no tenemos la plena consciencia de que delante del Señor Jesús nadie se esconde. Giezi, al llegar donde el profeta Eliseo, fue descubierto en su pecado; el profeta le dice: "¿No estaba mi corazón allí cuando fuiste en busca del Sirio a pedir lo que no debías?"

    Sencillamente Giezi se había escondido del profeta pero de Dios no y el Señor se lo hace saber a Eliseo.

    La otra cualidad que nos muestra este salmo es la omnisciencia que sólo Dios posee. Todo lo sabe, y todo lo escudriña. Por ejemplo Mientras que la ciencia trata de explicar con diferentes hipótesis la constitución del universo, Dios por ser el creador es el único en conocer la formación y constitución del mismo y de todas las cosas que existen. Sin embargo la omnisciencia de Dios no sólo se refiere al incalculable conocimiento de Dios de todo el universo entero sino también en saber acerca de todo lo que hay dentro de algo mucho más pequeño: El corazón del hombre; sus pensamientos; su alma. Por tanto David escribió:

    Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos. Y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno. V.23-24.

    Lucas 5:21-22 nos enseña que el Señor Jesús descubrió el pensamiento de los fariseos y escribas; lo que en sus corazones ellos murmuraban. Porque sólo Dios conoce la mente y el corazón.

    David le aconsejó a su hijo Salomón:

    Y Tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque Jehová Escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si tu le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para siempre. 1 Crónicas 28:9.

    Son ejemplos de la omnisciencia y omnipresencia de nuestro Señor Jesucristo, cualidades que son únicas de él y por el cual él juzga justamente a cada hombre sobre la faz de la tierra.

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