lunes, 28 de febrero de 2011

Salmo 118 Acción de gracias por la salvación recibida de parte de Dios (5° Parte)



Salmos 118:22-23  La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo.
23  De parte de Jehová es esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos.

Comentario:
V. 22-23  “La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo”.
Facilitaría mucho la comprensión del texto si conociéramos el contexto y las costumbres de la época en que se escribió el salmo. El relato de las tribulaciones que había tenido el
salmista aquí es muy aplicable a Cristo, pero muchos odiaron sin causa al salmista y Dios mismo lo entregó al dolor, lo mismo ocurrió con Cristo, para que por su llaga fuésemos nosotros curados.
En el contexto original del Antiguo Testamento, la piedra rechazada es probablemente Israel. Ella era una nación pequeña y menospreciada, odiada y mantenida bajo el descrédito por las naciones Gentiles.
El imperio persa era un Estado poderoso contemporáneamente en esa historia y esta piedrita de Israel prisionera no parecía caber en el cuadro de los planes políticos para el dominio del mundo. Por lo tanto, la rechazaron. Israel es la piedra que las naciones menospreciaron, rechazada en aquella época sin tomarla en cuenta en los planes políticos de los que intentaban o querían formar los destinos del mundo.
La piedra angular principal sería el paso hacia el honor más grande. Dios eligió que Israel fuera el amor para la realización de su propósito eterno que encuentra su cumplimiento en el Mesías, Jesucristo. La piedra rechazada en este salmo se refiere al Mesías e Israel prefigura este Mesías  la piedra que, fue desechada por los edificadores”; le tuvieron en nada, aunque El es el Señor de todos. Ellos siguieron edificando sin Él y esto resultó en la ruina de quienes lo tomaron livianamente. Los que rechazan a Cristo son rechazados por Dios, y el que construye su vida sin Dios vendrá a condenación. (Juan 3:19 y 5:24).
"De parte de Jehová es esto." La elevada posición de Cristo en su Iglesia no es obra del hombre, y no depende de él para su continuación. Dios mismo ha ideado la exaltación de nuestro Señor Jesús. Teniendo en cuenta la oposición que viene de la sabiduría y el poder de este mundo, en contraste Cristo viene a ser lo más maravilloso para nosotros, es realmente impresionante ante nuestros ojos. Jesús reina, su poder se hace sentir, y percibimos que es así. La fe ve a nuestro gran maestro, muy por encima de todo principado y potestad, potencia, y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este mundo, sino también en lo que ha de venir. En el hebreo el pasaje dice: "Es maravillosamente hecho": no sólo es la exaltación de Jesús de Nazaret en sí maravillosa, sino la manera en que se produce es maravillosa.

Rubén Pelegrina

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