viernes, 4 de febrero de 2011

Salmo 118 Acción de gracias por la salvación recibida de parte de Dios (2° Parte)

Salmos 118: 5-9  Desde la angustia invoqué a JAH, y me respondió JAH, poniéndome en lugar espacioso.
6  Jehová está conmigo; no temeré lo que me pueda hacer el hombre.
7  Jehová está conmigo entre los que me ayudan; por tanto, yo veré mi deseo en los que me aborrecen.
8  Mejor es confiar en Jehová que confiar en el hombre.
9  Mejor es confiar en Jehová que confiar en príncipes.

Comentario:

V.5 “Desde la angustia invoqué a JAH, y me respondió”. El escritor atravesaba por un período de gran ansiedad y en el peligro e intranquilidad se decide a orar porque su agonía era demasiado grande para enfrentarla y afirmativamente nos dice que pudo obtener una respuesta. Oraciones que salen de la angustia, generalmente salen del corazón, y por lo tanto van al corazón de Dios, el Padre amoroso que tenemos en los cielos. La oración muchas veces puede elevarse en amarga angustia pero vuelve en una dulce respuesta.
Dios lo sacó de su condición de estrechez y confinamiento a un lugar de libertad en el que podía caminar libre de obstáculos y opresión. Muchos de nosotros podemos unirnos con el salmista en las declaraciones que hace en este versículo y decir: “de la profundidad de nuestra angustia por causa del pecado, como estando en una prisión, por la oración de fe y por el corazón de Dios hemos obtenido plena libertad con que Cristo hace libres a los hombres, y ahora conocemos que Dios verdaderamente responde para salvación y para libertad poniéndonos en un lugar espacioso”.
V.6-7  “Jehová está conmigo; no temeré lo que me pueda hacer el hombre”.
El salmista, naturalmente, se alegró tremendamente por la ayuda divina y en el cumplimiento de los propósitos divinos, pero a cambio de eso recibió de parte de muchos hombres enemistad; se volvieron contra él, pero Dios era su defensor y abogado concluyendo con las dignas palabras que emanaban de un corazón simple y sincero: El Señor está conmigo, él es mi ayuda; ¡ya veré por los suelos a los que me odian! V. 7  (V. BAD)
V.8-9 “Mejor es confiar en Jehová que confiar en el hombre”.
Cada día cuando nos levantamos debemos tomar decisiones y poner nuestra confianza en algo o en alguien. Si estamos dispuestos a confiar en el tren subterráneo que nos lleva al trabajo, o el avión en que viajamos, o en un automóvil para llegar a destino, ¿confiaremos también en Dios para que nos guíe aquí en la tierra y hacia el destino eterno? ¡Cuán vano es confiar en algo o en alguien más que confiar en Dios!
Dios es infinitamente más capaz y propenso de ayudarnos, que el hombre, y por lo tanto la prudencia nos sugiere que pongamos nuestra confianza en él por encima de todos los demás. Dios merece ser de confianza, y poner nuestra confianza en otra persona más que en Él, es un insulto directo a su fidelidad.
Si nosotros pretendemos manifestar nuestra plena confianza en Dios en los momentos amargos, dice Calvino que todos los cristianos la reconocen pero apenas hay uno en 100 que está plenamente persuadido de que Dios solo puede darle ayuda suficiente en dichos momentos.
Si supuestamente esto fuera así, ¿estamos dentro del ínfimo porcentaje de aquellos que confían incondicionalmente en Dios?

Rubén Pelegrina



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