Salmo 118 Acción de gracias por la salvación recibida de parte de Dios (1° Parte)

Salmos 118: 1-4  Alabad a Jehová, porque él es bueno; porque para siempre es su misericordia.

2  Diga ahora Israel, que para siempre es su misericordia.

3  Diga ahora la casa de Aarón, que para siempre es su misericordia.

4  Digan ahora los que temen a Jehová, que para siempre es su misericordia.

Comentario:

V. 1  “Alabad a Jehová, porque él es bueno”. El salmista hace una invitación a otras personas a alabar a Dios porque cree que lo que ocurrió necesita de fuerza en la alabanza  y solo no cree poder declarar su agradecimiento, y simplemente les dice: “Alábenlo porque Dios es bueno”. Esta es una razón suficiente para darle gracias, la bondad es Su esencia y Su naturaleza, y por lo tanto siempre debe ser alabado, recibamos o no algo de Él.

La nación entera estaba festejando en adhesión al triunfo de David, por lo tanto fue justo que se unieran en su canción de adoración y de alabanza.

Vs 2-4  “Diga ahora Israel, que para siempre es su misericordia”. Dios había hecho un pacto con los antepasados del salmista, un pacto de misericordia y amor, y el pacto fue siempre fiel, pero Israel pecó en Egipto, provocó el Señor en el desierto, se extravió una y otra vez en desobediencia, y transgredió en todo momento, más sin embargo, el Señor continuó considerándolos como su pueblo y también perdonando sus pecados. Dios rápidamente finalizaba con los castigos que bien merecido los tenían porque Dios tenía una protección hacia ellos. Puso su vara lejos cuando se arrepentía, porque su corazón estaba lleno de compasión por esta causa el salmista dice: "Su misericordia es para siempre".

En el caso de la casa de Aarón (v.3) cada vez que un cordero por la mañana y otro por la tarde era sacrificado, los sacerdotes percibían la continua misericordia del Señor a favor del pecador.

Si las palabras de este salmo se refieren a lo que pasó con David, el salmista podría, por encima de todos los hombres, cantar de la misericordia eterna, especialmente por el agradecimiento de su llegada al trono, porque Saúl había hecho una gran masacre entre ellos, y había intervenido en varias ocasiones perturbando lo sagrado del asunto en el Templo.

Cada hombre en el mundo se beneficia cuando un buen siervo de Dios es colocado en una posición de honor y de influencia. La prosperidad de Israel a través del reinado de David fue una bendición para todos los que temían a Dios. Un hombre verdaderamente temeroso de Dios tendrá sus ojos mucho más en la misericordia de Dios, porque él está muy consciente de su necesidad de ella, y porque ese atributo aviva en él un profundo sentimiento de temor reverencial.

Rubén Pelegrina