jueves, 21 de junio de 2012


Jonás 1: 2  Un mensaje que entregar

Jonás 1:2  Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí.

Continuamos esta vez con enseñanzas nuevas. Lo que se escribe en el libro de Jonás, nos lo narra el profeta Nahúm con mayor información. El libro de Nahúm fue escrito un siglo y medio antes que Jonás, y nos dice que Nínive había caído en pecados como (1) tener pensamientos malos contra Dios (Nahúm 1:9), (2) explotar al indefenso (2:12), (3) ser inhumano en la guerra (2:12-13), (4) adorar ídolos, prostituirse y practicar la brujería (3:4) y lo más grandioso: ¡Dios seguía con el pensamiento del principio, quería salvarlos!
Dios fue demasiado paciente con ellos y aguantó más de cien años estas perversidades. Característica de Dios es la paciencia, pero no debemos nosotros abusar de ella o creer que Él no sabe o conoce nuestro corazón, porque Dios es implacable cuando finalmente juzga.
Dios le dijo a Jonás que fuera a Nínive, como ochocientos kilómetros al nordeste de Israel, a advertirles del inminente castigo y a declarar que podían tener la misericordia y el perdón de Dios si se arrepentían. Dios le dijo a Jonás que predicara en Nínive, que diera un sermón callejero y popular, que caminara anunciando el mensaje. Es muy posible que nosotros no tengamos que caminar para hacerlo, quizás Dios pone una sola persona a nuestro lado para decirle el plan de salvación, que Dios le ama. No tenemos que caminar ni desplazarnos 800 kilómetros, no tenemos más que abrir nuestra boca y contar el testimonio personal. Dios no quiere muchas palabras, solo lo que sabemos. Jonás tenía que caminar tres días y solo repetir ocho palabras: “De aquí a cuarenta días Nínive será destruida” (Jonás 3:4)
¿Qué ha puesto Dios en tus manos y en tu boca? ¿Una vara como la de Moisés? ¿cinco panes y dos peces como el amigo de Andrés? ¿Un mensaje de ocho palabras? ¡Quién sabe! Posiblemente sea otra cosa, pero Dios la usará si tú te dejas.
Jonás cuando habló, no habló mucho de la maldad de Nínive, sino de lo que les pasaría, nada más que lo que Dios le dijo él tuvo que decir.
Cuando leemos en el texto que Jonás tenía una simple misión de evangelizar, mi observación general con respecto al mensaje de Dios a Jonás es que tenemos que aprender que es más difícil para Dios asegurar que sus hijos obedezcan que salvar al mundo. Vamos a estudiar minuciosamente todo lo que aconteció antes que Dios salvara al pueblo, fue muy difícil para Dios lograr que Jonás obedeciera, que lo que al final hizo con Nínive. Saber esto, nos permitirá tener un trampolín para llegar al destino y objetivo del libro.
Levántate de tu letargo y evangeliza ahora mismo, es mensaje de Dios.
Rubén Pelegrina

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