jueves, 3 de mayo de 2012



Salmo 148  Todos alaben a Dios

Salmos 148:1  Alabad a Jehová desde los cielos; alabadle en las alturas.
2  Alabadle, vosotros todos sus ángeles; alabadle, vosotros todos sus ejércitos.
3  Alabadle, sol y luna; alabadle, vosotras todas, lucientes estrellas.
4  Alabadle, cielos de los cielos, y las aguas que están sobre los cielos.
5  Alaben el nombre de Jehová; porque él mandó, y fueron creados.
6  Los hizo ser eternamente y para siempre; les puso ley que no será quebrantada.
7  Alabad a Jehová desde la tierra, los monstruos marinos y todos los abismos;
8  El fuego y el granizo, la nieve y el vapor, el viento de tempestad que ejecuta su palabra;
9  Los montes y todos los collados, el árbol de fruto y todos los cedros;
10  La bestia y todo animal, reptiles y volátiles;
11  Los reyes de la tierra y todos los pueblos, los príncipes y todos los jueces de la tierra;
12  Los jóvenes y también las doncellas, los ancianos y los niños.
13  Alaben el nombre de Jehová, porque sólo su nombre es enaltecido.  Su gloria es sobre tierra y cielos.
14  Él ha exaltado el poderío de su pueblo; alábenle todos sus santos, los hijos de Israel, el pueblo a él cercano.  Aleluya.

Comentario:

Desde el salmo 148 hasta el final del libro (salmo 150), tenemos una exhortación hacia la alabanza, un gran coro compuesto de tres partes armoniosas. Estos tres salmos juntos elevan un perfecto cántico de alabanza. “Los jóvenes y también las doncellas, los ancianos y los niños. Alaben el nombre de Jehová…  Porque Jehová tiene contentamiento en su pueblo”  (Salmo 148: 12-13 y 149:4) El salmista anima también a la creación y a todos los animales a hacer lo mismo, pero surge una pregunta, ¿cómo puede alabar a Dios un astro mudo, una estrella, el cosmos o un animal y un monstruo marino? Es una pregunta que parecería no tener respuesta, pero sí la tiene.  La respuesta es: siendo lo que cada uno es, sus súbditos, cumpliendo la función que les fuera asignada, si es sol, alumbrando y calentando correctamente, si es satélite cumpliendo su función sin alteraciones  (v.6) La calve  es su sometimiento a las ordenanzas fijas de Dios.
Cada astro, galaxia, constelación  u otro elemento del cosmos, como así también los animales, tienen un orden y sometimiento y no se salen de él. Cada estrella se mueve o gira como Dios lo dispuso en el comienzo de todas las cosas y el problema del hombre ha sido que en forma personal, nunca hace lo que Dios quiere, o como Él lo quiere. Las fuerzas de la naturaleza, por fuertes y tormentosas que muchas veces sean, hacen lo que Dios les manda hacer, y nada más, se someten y obedecen.
Los animales comen, duermen,  se reproducen y mueren sin causar ninguna alteración en la naturaleza y si en algún caso hubiere alteración, es porque el hombre ha intervenido para provocar cambios. Cada cosa creada por Dios sigue su curso y éste se ha estado cumpliendo a la perfección desde el comienzo. El único que debe aprender a sujetarse a la voluntad de Dios es el hombre y vivir una vida ordenada y obediente. No hay mejor alabanza a Dios que la obediencia. Una persona desobediente nunca podrá alabar a Dios, así que en forma indirecta lo que el salmista nos transmite es hacer las cosas de una manera disciplinada y correcta.
Cuando el hombre suple las necesidades del pobre, o las insuficiencias de algún ministro de Dios, está cumpliendo con el deseo del corazón de Dios y provocando a la alabanza, esto es lo que nos enseña Pablo,  “pues por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al evangelio de Cristo, y por la liberalidad de vuestra contribución para ellos y para todos” (2° Corintios 9:13). El pueblo siente la necesidad de alabar a Dios cuando ve suplidas las necesidades, aunque todos deberíamos alabar a Dios por el solo hecho de respirar, con eso ya tenemos mucho, sino quítele el oxígeno a una persona y verá qué pasa.  
La alabanza debe ser personal y colectiva (vs. 11 al 13).
 V.14 Esta es una descripción de cómo los creyentes debemos alabar a Dios: individualmente, pero como parte de un gran coro de creyentes alrededor del mundo. Arriba de nosotros existe un mundo de ángeles consagrados que siempre están alabando a Dios, por tanto el salmista muestra su deseo de que Dios sea alabado de igual y mejor manera. Que todo lo que respira y no respira alabe a Dios.

Rubén Pelegrina.

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