viernes, 18 de marzo de 2011

Salmo 119 La excelencia de la Palabra de Dios (2° Parte)

Salmos 119:9-16  ¿Con qué limpiará el joven su camino?  Con guardar tu palabra.
10  Con todo mi corazón te he buscado; no me dejes desviarme de tus mandamientos.
11  En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti.
12  Bendito tú, oh Jehová; enséñame tus estatutos.
13  Con mis labios he contado todos los juicios de tu boca.
14  Me he gozado en el camino de tus testimonios más que de toda riqueza.
15  En tus mandamientos meditaré; consideraré tus caminos.
16  Me regocijaré en tus estatutos; no me olvidaré de tus palabras. Bet

Comentario:
El comienzo de este párrafo en motivador y podemos hacerle una pregunta al salmista para obtener la respuesta inmediata: ¿Con qué puede un joven mantener puro su camino?
En el párrafo anterior (1-9) vimos el más grande anhelo que tenía este hombre: “¡Ojalá fuesen ordenados mis caminos!” (v.5). Ahora plantea una de las preguntas más populares en este largo salmo, “¿Con  qué limpiara el joven su camino?” (v. 9) Uniendo ambos párrafos tenemos dos temas, el orden y la limpieza.
Muchos han aprendido este texto de memoria, pero pocos lo han aplicado en su vida y llegando a viejos deben reprocharse a sí mismos tamaño error.
A la limpieza siempre la precede el orden. No podemos limpiar bien la oficina o nuestro cuarto si no ordenamos primero las cosas. A muchos de nosotros nos molesta y disgusta el desorden y la inmundicia pero a veces nos terminamos acostumbrando a vivir en medio de la suciedad y falta de orden.
No es en absoluto una tarea fácil ésta que el prudente escritor pone delante de sí. Quiere elegir una forma pura de vivir y limpiarse de cualquier suciedad que pueda surgir en el futuro, y para terminar en el último texto mostrando el rumbo claro que debe seguir: “Me regocijaré en tus estatutos; no me olvidaré de tus palabras” (v.16).
Todos tenemos en la vida, y el mismo salmista tenía en su naturaleza, la tendencia hacia lo que contamina.
El camino, o la vida misma del hombre ha de ser purificada mediante la confesión diaria  de pecados y manteniéndose libre de los pecados que por la tentación se presenten delante.
El siguiente secreto consiste en cumplir lo que nos dicen los vs 14-15: “Me he gozado en el camino de tus testimonios más que de toda riqueza. En tus mandamientos meditaré; consideraré tus caminos”.
Deleitarse en la Palabra de Dios es una prueba segura de que ésta ha surtido efecto sobre el corazón, y también que los caminos personales están siendo considerados. Como el avaro a menudo se vuelve a mirar a su tesoro, también lo hace el creyente devoto a su vez por la meditación frecuente sobre la riqueza invaluable que ha descubierto en el libro del Señor, se vuelve una y otra vez para descubrir en qué está fallando.
V.16  “Me regocijaré en tus estatutos; no me olvidaré de tus palabras”. Los hombres no olvidamos fácilmente lo que hemos atesorado, lo que hemos meditado (15), y de lo que hemos hablado a menudo (13). Sin embargo, la memoria es traicionera y tendríamos que esforzarnos en decir: "no voy a olvidar."
Este salmo se caracteriza por repetir muchas veces algunos conceptos, pero algo en la posición o forma de cada verso afecta su significado, de modo que aun cuando sus palabras sean casi idénticas a las de otro, el sentido es deliciosamente variado.

Rubén Pelegrina


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