jueves, 10 de marzo de 2011

Salmo 119 La excelencia de la Palabra de Dios

Salmos 119:1-8 Bienaventurados los perfectos de camino, los que andan en la ley de Jehová.
2  Bienaventurados los que guardan sus testimonios, y con todo el corazón le buscan;
3  Pues no hacen iniquidad los que andan en sus caminos.
4  Tú encargaste que sean muy guardados tus mandamientos.
5  ¡Ojalá fuesen ordenados mis caminos para guardar tus estatutos!
6  Entonces no sería yo avergonzado, cuando atendiese a todos tus mandamientos.
7  Te alabaré con rectitud de corazón cuando aprendiere tus justos juicios.
8  Tus estatutos guardaré; no me dejes enteramente.  Alef

                                               Comentario:
Este salmo contiene 22 secciones que se ordenan de acuerdo al alfabeto hebreo y Alef sería el comienzo y Tau el final. Es el salmo y el capítulo más largo de la Biblia y no se conoce con seguridad quien es el autor, quizás Esdras lo escribiera después de la reconstrucción del templo (Esdras 6:14-15) como una meditación repetitiva acerca de la belleza de la Palabra de Dios y sus cualidades, destacando diferentes aspectos de ella (ley, testimonio, mandamiento, estatuto, juicios, palabra, dicho, preceptos, caminos, sendas) y de la forma en que nos auxilia para permanecer puros y para crecer en la fe.
Este salmo tiene veintidós secciones estructuradas con prolijidad. Todos los versículos mencionan el término Palabra de Dios o un sinónimo excepto el 122.
En la época en que se escribió eran comunes las repeticiones y la gente no tenía copias de las Escrituras para leerlas como lo hacemos hoy nosotros, así que entre la gente común, la Palabra de Dios se memorizaba y se transmitía en forma verbal.
La disposición en que se encuentra estructurado el salmo permite la fácil memorización, que hoy está en el olvido de la mayoría de los cristianos.
Recordemos que la Palabra de Dios es la única guía segura para tener una vida más pura y próspera y son dichosos los que la guardan y de todo corazón la buscan.
También todos aquellos que jamás hacen o practican lo malo, sino que siguen los caminos de Dios, serán dichosos y prósperos, porque han establecido los mandatos como una guía, para cumplirlos fielmente. El gran deseo del Maligno, es que los hombres piensen que tienen la libertad de seguir o no la palabra de Dios, según les plazca (v.5) para acarrearles vergüenza cuando se dan cuenta que están desconsiderando los mandamientos de Dios (v.6).
El salmista ansiaba aprender la Palabra de Dios y dar la gloria a Dios y también   reconoce que su necesidad de la gracia divina es muy grande y no lo hace como años futuros Pedro dijera: Maestro, te seguiré donde quiera que fueres, a la cárcel y aún a la muerte, (Lucas 22:33) para después no cumplir con la promesa y negar al Maestro tres veces. “Voy a seguir", debe ir acompañado de una firme decisión no jactanciosa y un humilde cumplimiento de la promesa. “Tus decretos cumpliré; no me abandones”, (v.8).

Rubén Pelegrina

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