miércoles, 10 de octubre de 2012


Efesios 1:1-4    Bendiciones que se adjudican a un cristiano   


V.1 Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, a los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Efeso:

Comentario:
Todas las cartas escritas en la historia mayormente comienzan con un destinatario y un saludo o buenos deseos. Pablo no se queda atrás y es muy ambicioso y lleno de buenos deseos.
Él escribió esta carta a la iglesia de Efeso pero también a todos los creyentes, y a los lectores con mente fértil a fin de darnos una enseñanza profunda para mantener la unidad de la iglesia. Quiso que corriera esta importante información en forma escrita porque él estaba  preso y no podía visitar las iglesias personalmente.
Comienza declarando las bendiciones espirituales que posee en Cristo toda persona que anda en sus caminos.
Pablo no era un novato al escribir esto, tenía casi 30 años de haber conocido a Dios, una vasta experiencia en viajes por diferentes países y fundador de iglesias alrededor del Mar Mediterráneo.
Para hablar con autoridad debemos tener un aval que garantice nuestras palabras. Pablo era un imitador de Dios y se ponía como ejemplo para que los creyentes lo imitaran a él, como él imitaba a Cristo. El respaldo que tenía no era de ningún hermano ni de alguien en especial, institución o iglesia, su apoyo venía directo de Dios. Si nosotros en esta ocasión, al leer estos textos nos quedáramos solo con imitar su vida, ya es más que suficiente. 1°Corintios 11:1  “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo”.
Un imitador de Dios es uno llamado “santo” (v.1) “…a los santos y fieles en Cristo Jesús”, que describe un estado de separación del ser humano y nunca un simple título religioso. Son llamados así los que han sido apartados par Dios o hechos santos mediante la salvación.
“Fieles” es la otra característica que poseen los imitadores. Los que no son fieles no son santos, no creen en Cristo ni son auténticos con la profesión que hacen de su relación con el Señor. Por lo tanto si has dejado de congregarte o divagas durante el día con pensamientos oscuros, analiza tu santidad y encamínate por la senda de la fidelidad. Al igual que ocurre en un matrimonio, cuando uno de los dos ya no quiere permanecer fiel al otro, debe analizar el grado de comunión que tiene con su pareja. Santos y fieles es el reto en este momento, antes de avanzar para nutrirnos de las enseñanzas de Efesios.

Rubén Pelegrina


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