Salmos 147: 8-11 Él es quien cubre de nubes los cielos, el que
prepara la lluvia para la tierra, el que hace a los montes producir hierba.
9 Él da a la bestia su mantenimiento, y a los
hijos de los cuervos que claman.
10 No se deleita en la fuerza del caballo, ni se
complace en la agilidad del hombre.
11 Se complace Jehová en los que le temen, y en
los que esperan en su misericordia.
Comentario:
Vs 8-11 Si comparamos estos versos entre sí,
podremos descubrir que la ansiedad por la que muchos hoy deambulan, es producto
de no confiar en Dios plenamente, en las buenas y en las malas y de confiar en
sí mismos a través del esfuerzo personal, prácticas de evocaciones mágicas, o
inteligencias orientales e hindúes, como así también impulsos a creer y
practicar la ley de la atracción. Esto genera un entusiasmo momentáneo y con el
paso del tiempo crea una inmensa desilusión que lleva a la zozobra y hasta la
depresión. Un verdadero cristiano debería aferrarse plenamente a Dios y no
prestar atención a fábulas o supersticiones.
La Escritura afirma constantemente que Dios
se complace en los que le temen a Él (v.11).
Si Dios da mantenimiento personalizado a la
bestia y a los hijos del cuervo, animal despreciado por muchos, podemos creer
que más atenderá a un hombre que es su hijo y mucho más que un pajarillo en
toda su necesidad. “Mirad las aves del
cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre
celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?” (Mateo
6:26)
Solo que debemos aprestarnos a cumplir algunos
requisitos que debemos cumplir. El v. 9 dice que los hijos del cuervo claman, debemos
aprender a clamar. “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis;
llamad, y se os abrirá”. (Mateo
7:7)
También hace referencia que debemos temer y
por último esperar en su misericordia. “El
Señor protege a quienes lo siguen. Él cuida de quienes ponen su confianza en su
fiel amor. El Señor los salva de la muerte y los reanima cuando están hambrientos.
Nosotros esperamos que el
Señor nos ayude porque él es nuestro apoyo y nuestro protector. Porque lo
amamos y es el único en quien podemos confiar. "Señor, danos la
misericordia que esperamos." Salmos 33:18-22 (V.PDT)
En vez de copiar de las aves, gastamos mucho
esfuerzo tratando de perfeccionar nuestras habilidades o de incrementar nuestra
fuerza. No hay nada malo en ello, es más, nuestros talentos pueden usarse para
glorificar a Dios. Pero cuando usamos nuestras habilidades sin considerar a
Dios, esto se torna en esfuerzo de muy poco valor. Es nuestro temor
(reverencia) y confianza lo que Dios desea.
Cuando Dios vea que nuestro deseo se inclina
por Él, usará nuestras habilidades y fuerzas de formas mucho más grandiosas de
lo que nos podamos imaginar.
Rubén Pelegrina
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