jueves, 21 de junio de 2012


EL PROFETA JONÁS

2° Pedro 1:19-21  “Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”.

Comentario:

El libro de Jonás es el cuarto comentario que realizo, mi experiencia en este trabajo me ha desafiado de diferentes maneras y la pregunta ahora es ¿por qué el libro de Jonás?
Habiendo comentado un evangelio (Juan), una carta pastoral (Filipenses) y un libro poético, que fue el más largo de todos por ser Salmos, he decidido por uno profético histórico que describe a través de un escritor desconocido la gran preocupación universal de Dios por el hombre. Dios está preocupado por usted y por mí. Sí, éste es el mensaje de fondo, y se desprenden de la enseñanza del libro muchas lecciones sorprendentes y cautivadoras. La naturaleza, el carácter de un hombre, la misericordia de Dios y detalles desmenuzados, nos hablan intensamente del carácter de Dios. El Dios que se preocupa por el hombre, el Eterno que se ocupa del hombre y el Soberano que le prepara un destino al hombre. En todos los casos podemos observar al Creador atento a nosotros los que sufrimos, los que muchas veces nos olvidamos de él y entre todos, estamos también aquellos que sobrellevamos cargas pesadas y que lloramos, que reímos y que a pesar de todo también le amamos.
A todos está dirigido el mensaje hermoso que contiene este pequeño pero sustancioso libro.
Este relato biográfico fue además usado por el mismo Jesús en el Nuevo Testamento, en Mateo 12: 39-40 y Lucas 11: 29-30, para enseñar que por una humanidad que le da totalmente las espaldas a Dios, Él estaría dispuesto a dar todo por ellos, muriendo y entregando su vida para salvación.
Jonás fue una señal a los ninivitas y Jesús es señal a esta y todas las generaciones futuras. Jesús se compara con Jonás, lo que significa que el mensaje que podemos extraer del contenido es tremendamente precioso. Jonás fue el único profeta con quien Jesús se comparó de manera personal y directa.
Jonás es la inspiración para todo misionero que tiene esta visión de alcanzar el mundo y los perdidos para Dios, aquél que va a emprender la marcha por el mundo de los perdidos para mostrarles la salvación y el juicio de Dios. Jonás nos inspira a todos los que llevamos las Buenas Nuevas del evangelio, anticipándonos que hermosos son los pies de los que llevan las Buenas Nuevas del Evangelio.
Cuando leemos a este profeta, nuestro cerebro se reacomoda, nos hace reflexionar y meditar en la importancia de anunciar el mensaje en este momento, porque de eso depende que otros alcancen la salvación y obtengan lo preciado de una silla en el reino con Dios. De ello depende el pronto regreso de Cristo para trasladar a la iglesia al lugar preparado.
Es Jonás el que a través de imágenes muy llamativas nos muestra lo que tiene que sufrir un mensajero desobediente, pero que también nos revela la gloria del mensajero obediente.
Los contrastes en el libro son sorprendentes, mientras Jonás le dice a Dios que sí en el comienzo, levantándose en vez de quedarse, lo que nos muestra que su primer intento fue obedecer, al cabo de unos pocos minutos está desobedeciendo y huyendo para Jope el lado opuesto.
Mientras Jonás duerme plácidamente en el interior y parte baja de la nave en el exterior se debate una gran tempestad en la que todos creen que van a perder la vida.
Cuando Jonás es lanzado al mar todo se cambia a lo contrario, quienes estaban azotados por el miedo ahora encuentran paz y quien estaba tranquilo, ahora se halla de frente con la cara de la muerte que tiene cara de gran pez.
Estudiaremos muchos contrastes que serán desmenuzados con el paso de las hojas y verso a verso nos internaremos en una de las más hermosas historias que por haber sido contadas a los niños se hicieron famosas en canciones y lecciones de la Escuela Dominical.
Cada uno de mis lectores al recorrer las páginas del pequeño libro, será incentivado a extraer lecciones personales que no las puedo decidir yo porque la experiencia de vida difiere entre cada uno de nosotros.
Vayamos paso a paso y poco a poco introduciéndonos en este bosque de la profecía y rodeándonos de la exuberante vegetación de las Sagradas Escrituras.

Rubén Pelegrina

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