Jonás 1 Jonás huye
Jonás 1:1-3 Vino palabra de Jehová a Jonás
hijo de Amitai, diciendo: Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y
pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí.
Y Jonás se levantó para huir de la presencia
de Jehová a Tarsis, y descendió a Jope, y halló una nave que partía para
Tarsis; y pagando su pasaje, entró en ella para irse con ellos a Tarsis, lejos
de la presencia de Jehová.
Comentario:
Leemos aquí el
comienzo de un relato narrativo de la misión que le es encargada a Jonás. La
primera lección para nosotros surge de aquí precisamente de las primeras
palabras: “Vino
palabra de Jehová a Jonás hijo de Amitai, diciendo”.
A Jonás se le estaba entregando una misión,
una tarea por hacer, ya que él tenía la capacidad física y espiritual para la
encomienda divina.
Todos tenemos una
misión en el mundo, sea delegada por Dios o aparejada por nosotros mismos con
los compromisos de la vida. Unos tienen que cuidar de sus hijos y velar por su
familia, sus padres o abuelos etc. Pero
es triste ver que a muchos esto no les importa, son capaces de dejar el hogar e
irse con otra persona o quedar viviendo solos para “hacer su vida” como ellos
dicen, abandonando hijos, esposos, padres o familiares muy queridos. Otros
abandonan el estudio, el trabajo y lo normal de una vida para dedicarse a hacer
nada o a los vicios y a una vida placentera que conduce a un triste final.
Desgraciadamente toda persona que abandona su misión y compromiso en la tierra,
será recompensada de acuerdo a sus hechos y en la vida eterna, dado el caso de
un cristiano, un día se tendrá que inclinar ante el Juez y rendirle cuentas,
avergonzándose y no recibir la recompensa de haber sido fiel. Porque Dios hará
pasar y dirá: “bien buen siervo y fiel” o “mal siervo… te encargué una misión y
no cumpliste” (Mateo 25:21). Dios tiene su balanza preparada y es preciso que
nosotros inclinemos esa balanza hacia el lado correcto.
Nínive, la ciudad de la misión para Jonás,
era la metrópoli más importante de Asiria y pronto sería la capital del inmenso
imperio asirio. Pero Nínive era también una ciudad perversa. Dios le estaba
enviando a Jonás a una ciudad perversa, su misión era difícil, pero tenía todo
el apoyo y sostén divino. De la boca de Dios salía la encomienda.
Jonás, que aborrecía a los poderosos y
malvados asirios, recibió un llamado de Dios a advertir a los asirios que serían
castigados si no se arrepentían.
Jonás en un comienzo parece que se levantó
para ir rumbo a Nínive, pero en el camino su mente se descolocó y tentado por
la comodidad, el miedo o la desobediencia, no quiso ir a Nínive, y trató de
huir de Dios. Pero Dios tiene formas de enseñarnos a obedecerlo y seguirlo. Más
adelante y después de duras experiencias cuando Jonás predicó, porque al fin
tuvo que hacerlo, la ciudad se arrepintió y Dios retuvo el castigo. Aun los más
perversos pueden salvarse si de veras se arrepienten y se vuelven a Dios.
El libro de
Jonás, a pesar de su popularidad, es un gran desconocido, incluso dentro de la
cristiandad. Muchas personas en el mundo asocian a Jonás con su permanencia
durante tres días dentro del “gran pez”, popularmente conocido como una
“ballena”, pero la verdad es que este libro está sobrecargado de enseñanza que
no debemos desperdiciar. Continuaremos mañana con esta parte introductoria. La
lección de hoy es que todos tenemos una misión, debemos descubrirla, oírla,
cubrirla y obedecerla, si no lo hacemos, observaremos las consecuencias.
Rubén Pelegrina
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