Jonás 1: 4 Tres cosas indispensables para la obediencia y el
servicio.
4 Pero Jehová hizo levantar un gran viento en
el mar, y hubo en el mar una tempestad tan grande que se pensó que se partiría
la nave.
Comentario:
En el estudio anterior analizamos por qué
Jonás se fue lejos de la presencia de Jehová rumbo a Tarsis en desobediencia.
Jonás no tenía un ojo sencillo, ni un corazón de niño que acepta con simpleza las
cosas, ni una disposición absoluta. Tres cosas indispensables para la
obediencia.
El ojo nos permite ver la necesidad, el corazón nos
impulsa a amar y la disposición nos induce a trabajar. Son preciosos dones de
Dios para el servicio y si uno de estos engranajes falla, el vehículo no se
mueve o se mueve mal. Todos los creyentes podrían y deberían poseer estas
virtudes, pero desgraciadamente las encontramos raramente entre los hijos de
Dios. El deseo de poder, la razón y la voluntad propia, juegan habitualmente un
gran papel y el ojo de la fe es turbado, la mirada se oscurece, el corazón es
incapaz de comprender los caminos de Dios para amar a los perdidos, y la
voluntad se centra en nosotros mismos.
Si en las circunstancias diarias, viéramos
solamente que el hacer la voluntad de Dios nos permite ser más aceptados y
bendecidos, teniendo un corazón dispuesto hacia lo espiritual y una mirada con
el pensamiento que si no evangelizamos los estamos mandando al infierno,
obedeceríamos con mayor disposición.
Es incomprensible que muchos cristianos no
experimenten a Dios diariamente, no lo sienten y viven una vida absorta en
ellos mismos, buscando profesionalizarse más, mejorar su relación con su
trabajo secular, buscar la prosperidad o tomar distracciones mundanas para
“relajarse”. Después se quejan que Dios está lejano y no contesta sus
oraciones. Ni hablemos de aquellos que dejaron de leer la Biblia, de orar sin
cesar, de estudiar la Palabra y meditar en ella. Conozco gente que poco a poco
fue dejando estas buenas y sanas costumbres y ahora les veo tambalear, ir a los
médicos periódicamente buscando salud, poniendo propaganda de sus servicios en
distintos lugares porque ya su profesión no les asegura un jornal digno, viven
enojados y gritando en la casa. Y todo se debe a que un día copiaron el mal
ejemplo de Jonás, tomaron una nave para Tarsis descendiendo a Jope. Y es que
inmediatamente Dios hace
levantar un gran viento en el mar de su vida, y hay una tempestad tan grande
que la nave se parte en mil pedazos.
En la Biblia descender es descender y ascender es
ascender. ¿En cuál camino te encuentras hoy, ascenso o descenso?
La desobediencia de Jonás puso en peligro la
vida de toda la tripulación del barco. Tenemos la gran responsabilidad de
obedecer la Palabra de Dios porque nuestros pecados y desobediencias pueden
poner en peligro a los que nos rodean. Podemos afectar la vida de nuestros
hijos, padres, esposos y aún de los hermanos de la iglesia que un día pusieron
la mirada en nosotros. ¿Cómo nos defenderemos si nos descarriamos a propósito?
¿Cuáles serán las excusas ante Dios? El juez es juez y un día cada uno rendirá
cuentas ante él. No podemos ser tan necios de persistir en el pecado olvidando
los buenos tiempos con Dios, cuando hacíamos estudios regulares de Su Palabra,
cuando hablábamos con él en el camino y fuera del camino, cuando realizábamos
devocionales con nuestros hijos y en el hogar se levantaba un altar a Dios. Concluyo
con el Salmo 127: 1-2 “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que
la edifican; si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia. Por
demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, y que comáis
pan de dolores; pues que a su amado dará Dios el sueño”.
Rubén Pelegrina
No hay comentarios:
Publicar un comentario