Jonás 1: 2 Un mensaje que entregar
Jonás 1:2 Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad,
y pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí.
Continuamos esta vez con enseñanzas nuevas. Lo
que se escribe en el libro de Jonás, nos lo narra el profeta Nahúm con mayor
información. El libro de Nahúm fue escrito un siglo y medio antes que Jonás, y
nos dice que Nínive había caído en pecados como (1) tener pensamientos malos
contra Dios (Nahúm 1:9), (2) explotar al indefenso (2:12), (3) ser inhumano en
la guerra (2:12-13), (4) adorar ídolos, prostituirse y practicar la brujería
(3:4) y lo más grandioso: ¡Dios seguía con el pensamiento del principio, quería
salvarlos!
Dios fue demasiado paciente con ellos y
aguantó más de cien años estas perversidades. Característica de Dios es la
paciencia, pero no debemos nosotros abusar de ella o creer que Él no sabe o
conoce nuestro corazón, porque Dios es implacable cuando finalmente juzga.
Dios le dijo a Jonás que fuera a Nínive,
como ochocientos kilómetros al nordeste de Israel, a advertirles del inminente
castigo y a declarar que podían tener la misericordia y el perdón de Dios si se
arrepentían. Dios le dijo a Jonás que predicara en Nínive, que diera un sermón
callejero y popular, que caminara anunciando el mensaje. Es muy posible que
nosotros no tengamos que caminar para hacerlo, quizás Dios pone una sola
persona a nuestro lado para decirle el plan de salvación, que Dios le ama. No
tenemos que caminar ni desplazarnos 800 kilómetros, no tenemos más que abrir
nuestra boca y contar el testimonio personal. Dios no quiere muchas palabras,
solo lo que sabemos. Jonás tenía que caminar tres días y solo repetir ocho
palabras: “De aquí a cuarenta días Nínive será destruida” (Jonás 3:4)
¿Qué ha puesto Dios en tus manos y en tu
boca? ¿Una vara como la de Moisés? ¿cinco panes y dos peces como el amigo de
Andrés? ¿Un mensaje de ocho palabras? ¡Quién sabe! Posiblemente sea otra cosa,
pero Dios la usará si tú te dejas.
Jonás cuando habló, no habló mucho de la
maldad de Nínive, sino de lo que les pasaría, nada más que lo que Dios le dijo
él tuvo que decir.
Cuando leemos en el texto que Jonás tenía
una simple misión de evangelizar, mi observación general con respecto al mensaje de Dios a Jonás es que
tenemos que aprender que es más difícil para Dios asegurar que sus hijos obedezcan
que salvar al mundo. Vamos a estudiar minuciosamente todo lo que aconteció
antes que Dios salvara al pueblo, fue muy difícil para Dios lograr que Jonás
obedeciera, que lo que al final hizo con Nínive. Saber esto, nos permitirá
tener un trampolín para llegar al destino y objetivo del libro.
Levántate de tu letargo y evangeliza
ahora mismo, es mensaje de Dios.
Rubén Pelegrina
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