jueves, 13 de octubre de 2011

Salmo 122 Oración por la paz de Jerusalén

Salmos 122: 1-9 Yo me alegré con los que me decían: a la casa de Jehová iremos.
2  Nuestros pies estuvieron dentro de tus puertas, oh Jerusalén.
3  Jerusalén, que se ha edificado como una ciudad que está bien unida entre sí.
4  Y allá subieron las tribus, las tribus de JAH, conforme al testimonio dado a Israel, para alabar el nombre de Jehová.
5  Porque allá están las sillas del juicio, los tronos de la casa de David.
6  Pedid por la paz de Jerusalén; sean prosperados los que te aman.
7  Sea la paz dentro de tus muros, y el descanso dentro de tus palacios.
8  Por amor de mis hermanos y mis compañeros diré yo: La paz sea contigo.
9  Por amor a la casa de Jehová nuestro Dios buscaré tu bien.

Comentario:
De inicio se observa el gozo de poder asistir a un lugar que uno ama, en ese caso era el templo para congregarse con un buen grupo de judíos que acudían a Jerusalén para las tres fiestas anuales principales: la Pascua, las Primicias (Pentecostés) y Tabernáculos, con el propósito de alabar, adorar a Dios, meditar en Su Santa Palabra y convivir con quienes profesaban la mima fe. El escritor de Hebreos nos sugiere a nosotros hacer algo similar, “Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió…. no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.” (Hebreos 10:23 y 25)
La casa del Señor estaba en Jerusalén y los pies de estos peregrinos ya estaban dentro de la ciudad, a donde venían todas las tribus de Israel para alabar el nombre de Dios. No nos olvidemos nunca de darle culto. A toda persona humana se le permite vivir en dos mundos: el de aquí (terrenal) y el de las cosas eternas (espiritual). Pero corremos peligro de estar tan ocupados en las cosas de este mundo que olvidamos el otro. Al empezar y al terminar el día y de cuando en cuando en medio de nuestras actividades debemos apartarnos, aunque sea sólo un momento, y entrar en la presencia de Dios. Todos llevamos siempre con nosotros nuestro santuario íntimo, así que no nos olvidemos de entrar en él. O, lo que es lo mismo: no Le tengamos esperando a Él indefinidamente a la puerta.
Vs 5-6 “Porque allá están las sillas del juicio, los tronos de la casa de David. Pedid por la paz de Jerusalén; sean prosperados los que te aman”. Estos textos causan en la actualidad mucha confusión respecto al Reino de Dios. En Lucas 19 Jesús precisamente da una parábola (de las Diez Minas) por la misma razón: “…por cuanto estaba cerca de Jerusalén, y ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente” (Lucas 19:11-27). Pero notemos que Jesús no se detiene para reprenderles por esta “supuesta ilusa esperanza” de un reino Davídico restaurado en Jerusalén”, y tampoco les dice algo así como: “Oigan, hijos de Abraham, sepan que yo no voy a reinar en Jerusalén sino desde el cielo y con mi iglesia”. Tampoco les dice que su reino es “en el corazón de sus discípulos” o algo semejante. Él simplemente les narra una parábola para que entiendan que el reino davídico será efectivamente restaurado en Jerusalén, pero que aún tardaría hasta su regreso en gloria y vendría buscando los frutos de cada uno de nosotros. Este hecho destruye o fulmina todas las otras tesis del reino que aparecen por internet, y que perturban el verdadero mensaje.
V.9 “Por amor a la casa de Jehová nuestro Dios buscaré tu bien”.  Que nuestras oraciones no sean egocéntricas, sino deseando la bendición de los hermanos y la gloria de Dios.

Rubén Pelegrina

8 comentarios:

  1. Yo me alegraré con los que me decian : ala casa de Jehová iremos

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  2. Jerusalen cabeza de naciones. Andaran las naciones a la luz de tu verdad. Aleluya...

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  3. Por amor a mis hmnos y compañeros,la paz sea contigo.
    Gloria a Dios,Bendecid con un corazon concripto y humillado.Amen

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  5. Esta palabra me ocurre por eso la busque y encontré claridad. Bendiciones

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  6. Muy bien explicado,bendiciones y paz en el SEÑOR

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