lunes, 12 de marzo de 2012

Salmo 144 Oración pidiendo socorro y prosperidad (4° Parte)

Salmos 144: 5-9  Oh Jehová, inclina tus cielos y desciende; toca los montes, y humeen.
6  Despide relámpagos y disípalos, envía tus saetas y túrbalos.
7  Envía tu mano desde lo alto; redímeme, y sácame de las muchas aguas, de la mano de los hombres extraños,
8  Cuya boca habla vanidad, y cuya diestra es diestra de mentira.
9  Oh Dios, a ti cantaré cántico nuevo; con salterio, con decacordio cantaré a ti.

Comentario:
Vs.5-9  “Oh Jehová, inclina tus cielos y desciende; toca los montes, y humeen”.
Un fuerte deseo de un toque divino, acompaña al salmista que experimenta una opresión y acoso de hombres chocantes que llenan su boca de palabras vacías en su contra abriendo  sus labios para mentir, y levantando su mano derecha para jurar en falso.
Dicho toque lo tenemos aquí, precisamente en este texto (v.5) El toque de Dios lo podemos ver en toda Su palabra, en la naturaleza, en los hombres y en lo que les rodea. El mayor toque de ellos ocurrió cuando muchos  millones de personas murieron en el diluvio en la época de Noé, salvándose apenas ocho personas. Noé,  y con él sus hijos, su mujer, y las mujeres de sus hijos. (Génesis 7:7)
El toque divino puede cambiar la naturaleza, a los hombres vivos, nuestros órganos y por supuesto nuestra mente. Dios le tocó la boca a Jeremías poniendo palabras divinas en sus labios cuando él no quería hablar por considerarse a sí mismo un niño: Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande. No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová. Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca”. (Jeremías 1:4-9)
De igual manera David pide a Dios un toque en la naturaleza para poder experimentar un cántico nuevo (v.9) y entonar alabanzas cuando haya pasado la prueba.
De igual manera Dios puede obrar milagro con sus toques y es necesario que él toque nuestro entorno de diferentes maneras para que podamos experimentar el cambio necesario, sea este cambio a nuestro alrededor o en nosotros mismos.
El reconocido autor Gary Chapman en su libro “Los cinco lenguajes del amor” habla de la importancia que el toque físico aplica a nuestras vidas. Un abrazo, una palmada en la espalda, una caricia puede significar afecto, amor, aceptación y cuán necesario es esto en nuestras vidas cuando experimentamos soledad, tristeza o desamparo.
También nos habla que el toque de una palabra puede provocar en nosotros un avance en la vida y hasta para vencer las dificultades. Y si esto hace el toque de una persona en nuestras vidas, cuánto más lo hará el toque divino. Para que la personalidad funcione emocionalmente y espiritualmente bien necesitamos este tipo de toques. Cuánto más el toque de Dios en nuestras vidas para cambiarnos y para transformarnos, o para cambiar el entorno. Pidamos a Dios el toque divino y abracemos Su Palabra que está llena de testimonios y milagros.

Rubén Pelegrina

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