130 La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los simples.
131 Mi boca abrí y suspiré, porque deseaba tus mandamientos.
132 Mírame, y ten misericordia de mí, como acostumbras con los que aman tu nombre.
133 Ordena mis pasos con tu palabra, y ninguna iniquidad se enseñoree de mí.
134 Líbrame de la violencia de los hombres, y guardaré tus mandamientos.
135 Haz que tu rostro resplandezca sobre tu siervo, y enséñame tus estatutos.
136 Ríos de agua descendieron de mis ojos, porque no guardaban tu ley. Pe
Comentario:
El salmista comienza expresando que los mandamientos de Dios son maravillosos y que los ha guardado y ¿qué nos quiere decir con esto a nosotros? Que una de las motivaciones que le llevaba a él a la obediencia a la Biblia era la admiración que tenía por los mandatos contenidos en ella.
Existe mucha gente que no lee la Palabra de Dios porque dicen no entenderla y aunque no se entienda todo debe leerse para tener mayor claridad en la vida diaria y éxito en asuntos complicados. La confusión y el temor a lo desconocido gradualmente irán desapareciendo a medida que haya más información clara y precisa.
La explicación clara de un concepto nos lleva a la luz al respecto. Por eso la exposición correcta y precisa de la Palabra de Dios tiene mucho poder en la vida. Mientras más se explique y se exponga correctamente la Palabra, el oyente será motivado mucho más para obedecerla (“La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los simples” v.130). La Palabra debe exponerse texto por texto y palabra por palabra sin descuidar el contexto y sin cambiar el significado original.
V.133 “Ordena mis pasos con tu palabra, y ninguna iniquidad se enseñoree de mí”. El creyente, agobiado con las preocupaciones de la vida y sus conflictos con el pecado, puede clarificar con la Palabra lo que ella le transmite para ordenar sus pasos. Al pedir que Dios ordene los pasos, el salmista tiene en cuenta que las Escrituras nos muestran lo que éramos, lo que somos y lo que seremos, por un lado, deseando avanzar en correcta línea y por otro lado muestra la misericordia y la justicia del Señor cuando se trata de “violencia de los hombres” que nos puedan amedrentar (v. 134). Tenemos un Dios poderoso y ayudador que muchas veces desperdiciamos al no poner la confianza en Él y pedir lo que necesitamos.
Amigo lector, solo Jesús puede darle sentido a tu vida. Él sabe tu pasado, presente y conoce, como nadie, tu futuro. Si pensamos que la vida es como una novela, en la que se alternan alegrías y tristezas, para poder soportar estas últimas, te aliento a abrir tu corazón a Jesucristo. Pídele que llene todo tu corazón. En la Biblia están las sabias palabras que necesitarás, así hallarás “luz para la oscuridad” y no tendrás que decir como el salmista: “Ríos de agua descendieron de mis ojos, porque no guardaban tu ley” (v. 136).
Rubén Pelegrina
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